Pelea por la vida.
Hubo un día en mi vida, en que me enteré, que Raúl, mi compañero Raúl; estaba gravemente enfermo.
Yo tenía que escribir, una nota para mate amargo y elegí hablar sobre Raúl y sobre su enfermedad.
Confieso que escribí esa nota llorando. Y hoy se las voy a volver a leer.
Decía y dice así:
No se si escribir una carta o hacer otra denuncia, por violación y destrozo de los derechos humanos. Hace ya varios días dijeron los médicos que Sendic está gravemente enfermo. Al principio, lo confieso, les contesté, pero sin darles crédito.
¡Que va a estar gravemente enfermo! A ese canario la muerte tendrá que golpearle la puerta mas de tres veces para que le de alguna pelota, hace añares que lo viene haciendo y no con manos suaves, la calavera con la guadaña es un ángel inocente, carnecita de paloma si la comparamos con los coroneles que se la han golpeado en vano. Quedaron esperando, ni que hablar de las hienas de los pozos de Orletti o los chacales del 300 Carlos. Esos no solo golpearon, esos masticaron con fruición durante 13 años pudieron lograr romper carne y hueso, pero no lograron llegar al lugar donde esta Raúl. Como tampoco llegaron nunca al lugar donde están Zelmar y el Toba, aunque les hayan roto el cuerpo. Ahí están en la puerta aullándole a la luna con los dientes rotos. Pero pasaron los días y los médicos me convencieron. La enfermedad de Charcot lo tiene acorralado a Sendic.
¿Y quién es Charcot? ¿Qué tiene que ver con mi pueblo? ¿Que con Raúl? ¿Qué le hicimos nosotros a ese francés?
El diccionario Larousse, hay que recurrir a un diccionario para discutir la vida; trae los datos de dos personas con ese apelativo.
Charcot, juan Martín medico francés 1825-1893, conocido por sus interesantes estudios sobre las enfermedades nerviosas
Charcot, jean sabio francés y explorador de las regiones polares 1867 - 1936
Este ultimo parece tener algo que ver con Sendic, uno de ellos murió cuando empezó la revolución en España el otro tenía 23 años para leer por primera vez en la historia de la humanidad “¡proletarios del mundo, uníos!”
Busco alguna conexión, que me perdonen mis compañeros y amigos médicos, los estudiantes de medicina, los enfermeros y las nurses, que me perdone el Sindicato Médico y la FUS por ser tan bestia. ¿Pero que otro remedio queda? ¿En qué sindicato? ¿En qué barricada? En cual revolución estuvo Charcot para poder venir a describir la enfermedad que aqueja la vida de Sendic. Mi compañero de tantas batallas en las que regaló generosamente su vida para que la tomara quien quisiera, viene a estar amenazado de muerte por la putísima enfermedad de Charcot.
Voy a hacer un paréntesis. Hace pocos días en un debate de fórum, Enrique Alonso me preguntó si estaba de acuerdo en que los comunistas eran el cerebro de la izquierda y los tupamaros el corazón, me detengo por que veo que estoy haciendo una nota sentimental y no quiero. Ahora se me ocurre contestar que, si se puede elegir, me gustaría que los tupamaros y también los comunistas, los socialistas, los cristianos, los anarcos, los troskos, los independientes, los blancos y colorados de izquierda, deberíamos ser, nos gustaría ser, los huevos, que las compañeras lean ovarios, de la izquierda. Ese lugar de la epifanía, sitio donde se juntan y se mueren el corazón y el cerebro para dar lugar a la vida y al amor. Ese único momento geográfico donde se unen las alas del ángel malo con las del bueno. Lo peor de todo es que Raúl, me va a leer. Y es bravo escribir al mismo tiempo para la gente y para el hermano que pelea por su vida. ¿Qué se puede hacer para correr juntos el mismo riesgo? Esta enfermedad de encrucijada, no nos deja ni esa chance a los miles de compañeros que, estoy seguro, saltarían contigo a la trinchera, si ello fuera posible. ¡Basta! Basta por que al final de cuentas esta no es una aventura para Sendic. Una vida con la muerte en vilo no va a ser sobresaltada por una enfermedad de mierda. Me dicen los médicos que la etiología de esta enfermedad es desconocida. Yo no se si utilizan bien el idioma. Otra vez corro al diccionario:
Etiología, estudio acerca de las causas de las cosas. Parte de la medicina que estudia las causas de las enfermedades.
Y bueno, la ciencia esa no sabrá la causa, pero yo, sí y estoy seguro que todos los médicos perseguidos, torturados y presos la saben. Podrían hacer un formidable aporte a la etiología de la enfermedad de Charcot. Yo se me todo lo que te hicieron. Pude leer en carne propia un libro sobre las causas de esa enfermedad, es un libro difícil de conseguir, que no se si Charcot pudo haberlo leído alguna vez. Pero los europeos que hoy te atienden tienen en Auschwitz una buena catedra. Durante trece años hubo quienes estuvieron metiendo en la medula de tus nervios la etiología correspondiente. Trece años de tortura.
Dos Juegos Olímpicos y tres Copas del Mundo; crisis del petróleo y guerra del Líbano, con matanza de Sabra y Chatilá incluida; revolución de los claveles en Portugal; apogeo de la Trilateral y fracaso de la Escuela de Chicago; premios Cervantes a Carpentier, Onetti y Rulfo y premios Nobel a García Márquez y Pérez Esquivel; muerte de Franco y recuperación democrática de España… y te torturaban. Derrocamiento de Idi Amin, Bokassa I, Somoza, el Sha de Irán, Galtieri, Ríos Montt; revoluciones triunfantes en Angola, Mozambique, Etiopía, Irán, Nicaragua, Granada… y te torturaban. Instalación de Maradona en Barcelona y de Julio Iglesias en Miami; asesinatos de Michelini, Anuar-el-Sadat, monseñor Romero, John Lennon; transformación de la Guayana Holandesa en Surinam y de Karol Josef Wojtyla en Juan Pablo II… y te torturaban. Brizóla en Río y el Guernica en España; desaparición de Henry Miller y reaparición del Hombre de Orce; contundentes plebiscitos contra la dictadura uruguaya; guerra de las Malvinas y réquiem para el panamericanismo; tropas soviéticas en Afganistán y norteamericanas dondequiera… y te torturaban. Desaparición en Argentina de Haroldo Conti y otros treinta mil; publicación de La guerra del fin del mundo y orgía de misiles para confirmarlo; desaparece la P-2 y aparece el gas nervioso; muerte de Mao, Perón, Makarios, Tito, Agostinho Netto, Boumedienne, Kenyata, Breznev; fin del síndrome de colza e inauguración del de ¡nmunodeficiencia… y te torturaban. Muerte de Neruda, Ingrid Bergman, Rene Clair, Carpentier, Buñuel; crisis polaca; crisis centroamericana, crisis del Chad; segunda generación de cacerolas chilenas y primera de cacerolas uruguayas.
Durante todo este tiempo, al bravo decir de Benedetti refiriéndose a vos, estuvieron gestando en los aljibes que los estados mayores previeron para tus pobres huesos la etiología completa y pormenorizada de la enfermedad que hoy te acorrala entre la vida y la muerte. Y como si la historia hubiera urdido la trama, tu batalla se libra al mismo tiempo de la que nosotros, tu pueblo, libramos contra la misma peste. Por que al fin de cuentas sos, otra vez, un símbolo viviente y sufriente de lo que hizo y fue la dictadura. Tu batalla es la de todos. No podrás votar el 16 de abril de 1989. Daremos a la injusticia esa ventaja, pero no tendrán la de tu ausencia. Estarás junto a nosotros como siempre, multiplicando fuerzas con tu ejemplo, la mejor solidaridad contigo será la promesa de pelear bien. Tus verdugos, que no fueron como vos procesados, ni reprocesados, podrán votar. Tienen vicepresidencial asistente domestico para los trabajos mas sucios y serviles, pero a tu lado estarán los de las manos callosas y limpias. Por que el destino quiso nuevamente que en la hora decisiva fueras una prueba y un alegato irrefutable, junto a las madres de los desaparecidos, a las abuelas de los niños y a los demás compañeros heridos gravemente por la tortura. Alegato generoso en la causa por el verde esperanza del 16 de abril. Ganarás. No lo dudes. Y en nombre de todos los demás brigadistas, un abrazo y un ¡Habrá Patria para Todos!
E.F.H.
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