Geoingeniería se refiere a las propuestas tecnológicas de gran escala para alterar intencionalmente los sistemas del planeta e influir en el cambio climático y global. Fertilizar los océanos con hierro, bombear sustancias en la estratosfera,
instalar espejos gigantes entre la tierra y el sol, crear nubes con sal
marina, fabricar árboles artificiales,... son solo algunas de las propuestas.
El "lobby del carbón" que por décadas negó que había cambio climático, cambió el discurso. Ahora parecen que lo aceptan y son grandes entusiastas de la geoingeniería. Para estas poderosas industrias, es excelente la perspectiva de no tener que cambiar nada: proponen enfriar el planeta con tecnologías de alto riesgo.
En 2008 se resolvió la moratoria sobre una de las técnicas de geoingeniería, la fertilización oceánica, adoptada por el Convenio de Diversidad Biológica en Bonn.
En 2010, en el marco del Convenio sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas (CDB) se discutió una moratoria a las actividades de geoingeniería, en Nagoya, Japón... pero aún se continua discutiendo actualmente el marco normativo de la geoingeniería relacionada con el clima en la CDB.
En esta triste representación actual de "La Caja de Pandora"... ¿quien hace de Pandora?
Esta geoingeniería viene acompañada de pensamientos como el de James Lovelock : "Necesitamos un mundo más autoritario...Puede que sea necesario poner la democracia en suspenso por un tiempo...", planteando que como en la guerra con el cambio climático es necesario dejar a un lado la democracia y confiar en los que saben? ....aunque tambien plantea "No creo que todavía estamos evolucionado hasta el punto en que estamos lo suficientemente inteligente como para manejar una situación tan compleja como el cambio climático"(sic). No será mejor poner al capitalismo en suspenso...
Naomi Klein en su libro Doctrina del Shock describió este enfoque en el que se utilizó un desastre (o el terrorismo o el cambio climático) para poner en práctica las medidas normalmente inaceptables como "capitalismo del desastre".
"Después de reactivar el debate sobre la energía nuclear, Bill Gates ha decidido calentar ahora otro asunto que causa aún mayores divisiones en la comunidad científica: el uso de la geoingeniería para combatir el cambio climático. A través de la startup Intellectual Ventures (la misma que está detrás de TerraPower, la compañía que aspira a construir un reactor nuclear que funcione con uranio empobrecido), Bill Gates ha puesto más de 3,5 millones de euros para estudiar la viabilidad de "soluciones" como la inyección de partículas de dióxido de sulfuro a 45 kilómetros sobre la Tierra. En febrero del 2010, durante una intervención en la conferencia TED, Gates defendió el uso de la geoingeniería "para mitigar el cambio climático". Pero ahora el multimillonario norteamericano ha decidido hacer 'lobby' ante los gobiernos y presionar para la aprobación de los primeros experimentos de geoingeniería. No es el único multimillonario implicado. Hasta la fecha, a través de la así llamada Fundación para la Innovación del Clima y la Investigación Energéticao (Ficer), Gates había financiado los estudios de dos destacados científicos: el profesor de Harvard David Keith y el científico de Stanford Ken Caldeira. Según 'The Guardian', Gates ha 'fichado' para el Ficer recientemente a otro de los mayores defensores de la geoingeniería a gran escala: Phil Rasch, director del clima del Pacific Northwest National Laboratory (financiado con dinero público, lo que podría crear un conflicto de intereses). Gates no está sólo en esta nueva batalla. El británico Richard Branson (a través de su Carbon War Room), el cofundador de Skype Niklas Zennstrom e incluso el multimillonario Murray Edwards (que debe su fortuna al petróleo extraído de las arenas bituminosas de Alberta, en Canadá) han decidido hacer causa común a la busca de intervenciones en la atmósfera para reflejar la luz solar y enfriar el planeta. De acuerdo con 'The Guardian', Gates y Edwards tienen acciones por valor de más de 8 millones de euros en Carbon Engineering, una de las compañías punteras del sector, dirigida precisamente por el profesor de Harvard David Keith. Doug Parr, director científico de Greenpeace, ha dado la voz de alarma esta semana en declaraciones al diario británico: "La idea de que un grupo 'autoseleccionado' tenga tanta influencia es algo extraño. Lo que está en juego es mucho, y los científicos no están en la mejor situación para decidir sobre las implicaciones sociales, éticas y políticas que provoca la geoingeniería".
El "lobby del carbón" que por décadas negó que había cambio climático, cambió el discurso. Ahora parecen que lo aceptan y son grandes entusiastas de la geoingeniería. Para estas poderosas industrias, es excelente la perspectiva de no tener que cambiar nada: proponen enfriar el planeta con tecnologías de alto riesgo.
En 2008 se resolvió la moratoria sobre una de las técnicas de geoingeniería, la fertilización oceánica, adoptada por el Convenio de Diversidad Biológica en Bonn.
En 2010, en el marco del Convenio sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas (CDB) se discutió una moratoria a las actividades de geoingeniería, en Nagoya, Japón... pero aún se continua discutiendo actualmente el marco normativo de la geoingeniería relacionada con el clima en la CDB.
En esta triste representación actual de "La Caja de Pandora"... ¿quien hace de Pandora?
Esta geoingeniería viene acompañada de pensamientos como el de James Lovelock : "Necesitamos un mundo más autoritario...Puede que sea necesario poner la democracia en suspenso por un tiempo...", planteando que como en la guerra con el cambio climático es necesario dejar a un lado la democracia y confiar en los que saben? ....aunque tambien plantea "No creo que todavía estamos evolucionado hasta el punto en que estamos lo suficientemente inteligente como para manejar una situación tan compleja como el cambio climático"(sic). No será mejor poner al capitalismo en suspenso...
Naomi Klein en su libro Doctrina del Shock describió este enfoque en el que se utilizó un desastre (o el terrorismo o el cambio climático) para poner en práctica las medidas normalmente inaceptables como "capitalismo del desastre".
"Según la Realpolitik el sistema multilateral no puede producir
un acuerdo efectivo o justo que mitigue el caos climático. Al reconocer
esto, los gobiernos y los científicos preocupados no tienen más opción
que acudir a estrategias tecnológicas que podrían reducir o retrasar el
cambio climático, al menos hasta que las fuerzas sociales logren un
acuerdo práctico. También según la Realpolitik, ya no hay
esperanza de llegar a un consenso multilateral para reequilibrar el
termostato planetario, ni para adoptar objetivos posibles en cuanto a
las emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI). Por lo tanto, el
asunto es construir un modelo (con todo y su narrativa) que permita a
una "coalición de voluntarios" valientes, visionarios, basados en la
ciencia, justificar su manipulación unilateral de los sistemas de la
Tierra. A eso le llaman geoingeniería. Nosotros le llamamos
geopiratería." (Fuente http://www.etcgroup.org/)
Grupo ETC: Argumentos contra la geoingeniería
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"Después de reactivar el debate sobre la energía nuclear, Bill Gates ha decidido calentar ahora otro asunto que causa aún mayores divisiones en la comunidad científica: el uso de la geoingeniería para combatir el cambio climático. A través de la startup Intellectual Ventures (la misma que está detrás de TerraPower, la compañía que aspira a construir un reactor nuclear que funcione con uranio empobrecido), Bill Gates ha puesto más de 3,5 millones de euros para estudiar la viabilidad de "soluciones" como la inyección de partículas de dióxido de sulfuro a 45 kilómetros sobre la Tierra. En febrero del 2010, durante una intervención en la conferencia TED, Gates defendió el uso de la geoingeniería "para mitigar el cambio climático". Pero ahora el multimillonario norteamericano ha decidido hacer 'lobby' ante los gobiernos y presionar para la aprobación de los primeros experimentos de geoingeniería. No es el único multimillonario implicado. Hasta la fecha, a través de la así llamada Fundación para la Innovación del Clima y la Investigación Energéticao (Ficer), Gates había financiado los estudios de dos destacados científicos: el profesor de Harvard David Keith y el científico de Stanford Ken Caldeira. Según 'The Guardian', Gates ha 'fichado' para el Ficer recientemente a otro de los mayores defensores de la geoingeniería a gran escala: Phil Rasch, director del clima del Pacific Northwest National Laboratory (financiado con dinero público, lo que podría crear un conflicto de intereses). Gates no está sólo en esta nueva batalla. El británico Richard Branson (a través de su Carbon War Room), el cofundador de Skype Niklas Zennstrom e incluso el multimillonario Murray Edwards (que debe su fortuna al petróleo extraído de las arenas bituminosas de Alberta, en Canadá) han decidido hacer causa común a la busca de intervenciones en la atmósfera para reflejar la luz solar y enfriar el planeta. De acuerdo con 'The Guardian', Gates y Edwards tienen acciones por valor de más de 8 millones de euros en Carbon Engineering, una de las compañías punteras del sector, dirigida precisamente por el profesor de Harvard David Keith. Doug Parr, director científico de Greenpeace, ha dado la voz de alarma esta semana en declaraciones al diario británico: "La idea de que un grupo 'autoseleccionado' tenga tanta influencia es algo extraño. Lo que está en juego es mucho, y los científicos no están en la mejor situación para decidir sobre las implicaciones sociales, éticas y políticas que provoca la geoingeniería".
(Fuente http://www.theguardian.com/uk)
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Por Silvia Ribeiro
Aunque
existe una moratoria internacional contra la geoingeniería, los
promotores de la manipulación climática no muestran escrúpulos para
avanzar sus objetivos, aunque sea ilegalmente y abusando de comunidades
indígenas.
Un
caso de "fertilización oceánica" a gran escala (una de las técnicas de
geoingeniería) realizado recientemente afuera de las costas de Canadá,
ha levantado una marea de protestas nacionales e internacionales,
llegando hasta la India, a las recientes sesiones del Convenio de
Diversidad Biológica que justamente tenía en su agenda el tema de la
geoingeniería.
Detrás
del proyecto está un conocido cuatrero de la geoingeniería: Russ
George, ex director de Planktos Inc, empresa que quebró después de la
instalación de la moratoria contra fertilización oceánica en Naciones
Unidas. George intentó hacer este tipo de vertidos antes en las islas
Galápagos y Canarias, pero fue detenido.
Esta
vez, Russ George, renacido como "Jefe Científico" del proyecto, realizó
un vertido de más de 100 toneladas de partículas de sulfato de hierro a
200 millas de Haida Gwaii, llamado antes Queen Charlotte Islands, en el
Pacífico canadiense. Para lograrlo, presentó el proyecto a una aldea de
la Nación indígena Haida, como "recuperación del salmón", alegando que
el crecimiento de plancton aumentaría la pesca y la economía de la
empobrecida comunidad. Además, les auguró cuantiosos ingresos por la
venta de créditos de carbono. Un colega suyo, John Disney, que antes
tenía una empresa de créditos de carbono, le ayudó a entrar a la
comunidad, porque aunque no es indígena, es oficial de desarrollo del
Consejo comunitario.
Con
estas promesas, sin informarles de las moratorias existentes en
Naciones Unidas, y pese a la polémica y divisiones que surgieron en la
comunidad por el tema de créditos de carbono, formaron la empresa Haida
Salmon Restoration Corporation (HSRC), donde la comunidad es accionaria y
es quien aparece ahora como responsable del vertido. Para financiar el
proyecto, la empresa recibió más de millón de dólares de fondos de un
fideicomiso para desarrollo de los Haida, y asumió un préstamo de otros
2,5 millones de dólares, dinero que usaron Disney y George para
contaminar el mar con este vertido. Así, la eventual bancarrota de este
nuevo emprendimiento de estos cuatreros y las deudas que queden, serán
cargadas a esta comunidad indígena.
Luego de conocer los hechos, el Consejo de la Nación Haida, emitió un comunicado condenando el proyecto.
George
recibió también apoyo de instituciones oficiales de Estados Unidos y
Canadá, con sofisticados equipos para realizar y monitorear las
actividades. Por tanto, ambos gobiernos contribuyeron a la violación de
las regulaciones internacionales, aunque ante el escándalo, alegan que
no tenían conocimiento del proyecto en totalidad.
La
fertilización oceánica se basa en la teoría de que si se agrega hierro o
urea en ciertas zonas del mar, se provoca un aumento súbito de
plancton, lo cual absorbe carbono de la atmósfera y luego lo lleva al
fondo del mar. Esta teoría llevó a la creación de empresas que
pretendían usar el método para obtener créditos de carbono y
comerciarlos. Planktos, la más conocida, vendía indulgencias de carbono a
cualquier persona, que luego introducir sus datos en una calculadora de
carbono en la página electrónica de la empresa -según tamaño de
familia, tipo de vivienda, automóvil, etc- se le informaba la suma que
debía pagar a Planktos, para que la empresa echara al mar la cantidad de
hierro equivalente a su deuda.
Planktos
trató de realizar un vertido a gran escala en 2007 en los mares de las
islas Galápagos, pero Ecuador reaccionó a tiempo para impedirlo, y esto
fue determinante para que el Convenio de Londres (sobre vertidos y
contaminación en los mares) llamara a tener "extrema precaución" con la
fertilización oceánica por sus graves impactos potenciales.
Posteriormente, el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) estableció una
moratoria contra la fertilización oceánica, exceptuando experimentos de
pequeña escala, solamente para investigación científica y que en ningún
caso pueden recibir créditos de carbono. En 2010, extendió la moratoria
a la mayoría de las propuestas de geoingeniería, tanto marinas como
terrestres y de "manejo de la radiación solar".
Existen
numerosos estudios científicos que muestran que la fertilización
oceánica, produce un aumento súbito de plancton, pero esto lleva a un
desequilibrio de la cadena alimentaria marina, además de otros efectos
graves como falta de oxígeno en las capas más profundas del mar,
produciendo muerte de la vida en esos estratos, crecimiento de algas
tóxicas y otros. Además, la absorción de carbono no es permanente, ya
que vuelve a la superficie a través de la cadena alimentaria.
El
vertido realizado ahora en Haida Gwaii cubre más de 10,000 kilómetros
cuadrados, por lo que científicos marinos han expresado su alarma y
repulsa por el proyecto. Los impactos, afirman, se verán en los próximos
meses y años.
Canadá,
como firmante de los convenios internacionales que establecen la
moratoria contra fertilización oceánica y geoingeniería, deberá dar
cuenta ante ellos. En las negociaciones del CBD en India, Canadá
obstruyó activamente que se tomaran nuevas medidas para prevenir el uso
de la manipulación climática, por ejemplo, que se limitara la
investigación solamente a laboratorio. ¿Le bastará con 10,000 kilómetros
cuadrados de contaminación marina?
(Fuente http://bloglemu.blogspot.com/search/label/Geoingenier%C3%ADa)
La
CIA estadunidense está financiando un estudio sobre geoingeniería
(manipulación climática) que durará 21 meses, con un costo inicial de
630 mil dólares. Lo ejecuta la Academia Nacional de Ciencias, con
participación de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y
Atmosférica de ese país. (revista Mother Jones 17/7/2013).
(Fuente: http://www.jornada.unam.mx/)
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Otros trabajos relacionados:
- Bulletin of the Atomic Scientists May 2008 64: 14-18 20 Reasons Why Geoengineering May Be a Bad Idea.
- The Discovery of Global Warming http://www.aip.org/history/climate/index.htm
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